Escuchar no siempre es tan fácil como parece. Muchas veces se confunde el “oír” con el “escuchar” y es que mientras el primero consiste en percibir sonidos, el segundo es PRESTAR ATENCIÓN a dichos sonidos.
Como padres, nos preocupa pasar tiempo de calidad con nuestros hijos, por eso hoy vamos a tratar un tema que hará que saquemos mayor partido de ese tiempo. La escucha activa, ¿sabes en qué consiste?
Es muy importante, desde bien pequeños, enseñar a no interrumpir y a atender cuando se nos está hablando y una buena forma de empezar a introducir esto es agacharse y ponerse a la altura de nuestros hijos a la hora de hablarles. ¿Por qué nos empeñamos en hablarles desde las alturas? Al agacharnos, nuestro hijo se sentirá a nuestro mismo nivel, atendido, querido y escuchado. Esto es lo que se llama “escucha activa”.
Los niños están acostumbrados a que les hablemos de pie, por lo que en el momento en que nos agachamos, sienten que les vamos a contar algo importante.
Aplicar esta técnica desde que son pequeños tendrá grandes beneficios para su formación futura además de que crecerán como personas.
La escucha activa puede y debe fomentarse tanto en casa como en el colegio. Antes hemos comentado que en el ámbito familiar, la escucha activa consiste en escuchar atentamente a los pequeños agachándose para estar a la altura de sus ojos y así establecer contacto visual. Así conseguiremos que nos sientan más cercanos y sabrán que son importantes para nosotros.
Deberás tener en cuenta que la escucha activa no implica únicamente agacharse y mirar a los ojos, ya que también deberemos ser capaces de empatizar con ellos, comprendiendo sus preocupaciones y transmitiéndoles calma y serenidad.
A la hora de aplicar este método, puede ayudar mucho utilizar preguntas como ¿cómo te sientes? ¿Crees que lo podrías haber hecho de otra manera? ¿Estás de acuerdo? Y dar respuestas que les haga sentir que les entiendes como: Entiendo que te sientas así…, Yo en tu situación hubiese…
Este método es válido para ser aplicado en cualquier contexto, no sólo en el del enfado o la rabieta. Podremos aplicarlo si queremos explicar algo a nuestro hijo, si queremos simplemente escucharlo o incluso si queremos decirle y transmitirle lo importante que es para nosotros y lo mucho que le queremos.
Por otro lado, en la escuela también deberá fomentarse la escucha activa y para ello existen diversas actividades y juegos. Por ejemplo, el clásico juego del teléfono nos ayudará a promover esta técnica, ya que obliga a escuchar atentamente a quien nos habla.
Otra forma de ver si los niños nos están escuchando y prestando atención sería darles indicaciones para así comprobar si nos han escuchado y entendido.
Habrás visto que este sistema tiene grandes beneficios en nuestros hijos y es que un pequeño cambio puede marcar una gran diferencia.
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